"Whiplash" y lo que no quiero en mi vida

¡Hola!

En esta entrada voy a hablar de una película de contenido educativo y voy a intentar adscribirla a alguna de las categorías propuestas por Octavio Fullat en su libro "Paideia". He elegido la película de Whiplash, por llevar al extremo un tipo de pedagogía que he visto a mi alrededor en el mundo de la música y que siempre me ha horrorizado. A pesar de que no sea mi caso, conozco a muchas personas horrorizadas por este tipo de enseñanzas.  

Concepto de tóxico - Definición en DeConceptos.com

En este caso, el protagonista de la historia es Andrew, un joven y ambicioso baterista de jazz que estudia en un prestigioso conservatorio de música de la costa Este de Estados Unidos y cuyo sueño es tocar como Buddy Rich. Terence Fletcher, un profesor conocido tanto por su talento como por sus rigurosos métodos de enseñanza, dirige la mejor big band del conservatorio. Cuando Fletcher elige a Andrew para formar parte del conjunto musical que dirige, cambia para siempre la vida del joven. El propio director de la película, Damien Chazelle, tuvo en su adolescencia el mismo sueño que Andrew.. y la mala suerte de toparse con un profesor tremendamente ortodoxo, inclemente y casi despiadado que le marcó de por vida.

CRÍTICA: Whiplash (2014) de Damien Chazelle | by Matías Martínez | Medium

Sin embargo, como músico me gustaría desmontar estos tópicos entorno a la carrera musical que aparecen en la película y aclarar que, aunque existe, no abogo por ella. 

Como el amor, la música no debería de doler. 

1- La música al más alto nivel está reñida con el disfrute

En la película vemos continuamente cómo sufre Andrew. Es una pena que en la película se deje de lado el objetivo más importante de la música, que es el disfrute, la comunicación y el esfuerzo por y con gusto.

2- Para ser el mejor hay que tocar siempre en solitario

Andrew no hace más que sudar (y sangrar) encerrado en su aula. Apenas habla con nadie y sólo toca con otros en los escasos ensayos junto al resto de la big band. Pero eso está muy lejos de la realidad. Tocar en grupo supone un extra de motivación para cualquier alumno y es beneficioso en todos los sentidos, puesto que refuerza el componente social y comunicativo de la música y además te ayuda a mejorar como profesional.

3- Un virtuoso es aquél que consigue tocar muy rápido

En una de las escenas más tensas de la película, Fletcher pide a Andrew que toque en un ritmo de doble swing y este sufre porque no consigue entrar en tiempo. Este detalle transmite al espectador la idea de que el músico excepcional es el que es capaz de reproducir más notas por segundo, en un vertiginoso éxtasis. Un músico no es simplemente un robot programado para dar notas.  Es más,cuando uno toca ritmos más lentos, se nota mucho más si entras a destiempo y es imposible disimular los errores.

4- Si quieres dedicarte a la música, el resto de músicos son competencia. Olvídate de hacer amigos

Durante una cena en casa, un familiar de Andrew le pregunta si tiene algún amigo, ante lo que este responde que no, «no creo que lo necesite». Todos vemos la competitividad que se vive en nuestro mundo y, especialmente, en la música: pruebas, oposiciones.. La película muestra una cara enfermiza de todos esos valores. Cero de expresión y comunicación, una superación que se convierte en obsesión.. En definitiva, una lucha de egos. Sin embargo, no creo que esto sea una conducta sana de vida.

5- La fama cuesta sangre, sudor y lágrimas

Al fin y al cabo, «Whiplash», aunque independiente y relativamente poco comercial, sigue llevando el sello de Hollywood, y eso se nota en los detalles más escabrosos como la sangre por doquier. Después de tocar muchas horas, es posible que te salga algún callo, pero nunca sangre, y menos en la zona de la mano que muestra la película.

6- “La letra, con sangre entra”

En algunos casos, te puedes encontrar con maestros que consiguen buenos resultados utilizando métodos deplorables. Pero para mí, el mejor maestro es el que, además de enseñar bien, es querido y respetado por sus alumnos.

7- Charlie Parker no era nadie hasta que “Papa” Jo Jones le tiró un plato de batería a la cabeza

«Whiplash» se basa en una anécdota sobre el músico Charlie Parker, según la cual, un día durante un concierto, lo hizo tan mal que «Papa» Jo Jones no vio otra opción que tirarle un plato de batería a la cabeza para que dejara de tocar. La leyenda dice que ese fue el punto de inflexión a partir del cual Charlie Parker llegó a ser el mejor. El periodista Richard Brody cuenta que esa historia fue bien distinta y que Jones en realidad tiró el platillo al suelo para llamarle la atención. No es cierto que, de un día para otro, Charlie Parker pasase de tocar fatal a ser toda una leyenda. Mejoró a partir de ese episodio, pero ya tocaba muy muy bien.

8- Si no eres tan bueno como Charlie Parker, no vale la pena ser músico

En una escena clave de la película, Fletcher argumenta que su único objetivo como profesor es «encontrar al nuevo Charlie Parker» y que, para encontrar el talento, lleva a sus alumnos a situaciones límite. En «Whiplash» se repite la idea de que, si no triunfas, te puedes ir despidiendo de la música. Para mi lo más importante en una clase es generar un ambiente de confianza, estar cómodos y pasarlo bien haciendo lo que hagamos porque, si conseguimos eso, todo lo demás fluye de manera natural y al ritmo que uno necesite y se ponga. La película es un buen ejemplo de los que no debería existir, ni en la música ni en ningún otro sitio. Lo que no hay que hacer como profesor, como alumno, como compañero.

9- Si estudias música, la gente no te tomará en serio

“Estudias música, pero.. ¿exactamente qué haces?”. A quien quiera dedicarse profesionalmente a la música probablemente no le resultará extraña esta pregunta. En la misma escena de «Whiplash» de la cena familiar, surge la discusión sobre qué es más profesional, la música o el deporte.

10- Si estás centrado en la música no tienes tiempo para novias (o novios)

En la película, Andrew rompe con su chica porque quiere centrar toda su atención en convertirse en el mejor músico y piensa que ella puede ser una distracción. Por dios. Nada más que añadir.

Por otro lado,  voy a compartir el verso que aportaré en materia educativa según el poema de Walt Witman. El poema es este:

¡Oh, yo! ¡oh, vida!
De sus preguntas que vuelven,
del desfile interminable de los desleales,
de las ciudades llenas de necios,
de mí mismo que me reprocho siempre (pues,
¿quién es más necio que yo, ni más desleal?),
de los ojos que en vano ansían la luz,
de los objetos despreciables,
de la lucha siempre renovada,
de lo malos resultados de todo,
de las multitudes afanosas y sórdidas que me rodean,
de los años vacíos e inútiles de los demás,
yo entrelazado con los demás,

la pregunta, ¡oh, yo!,
la pregunta triste que vuelve
¿qué de bueno hay en medio de estas cosas,
Oh, yo, Oh, vida?

Respuesta:
Que estás aquí – que existe la vida y la identidad,
Que prosigue el poderoso drama, y que tú
puedes contribuir con un verso.

 

Como profesora quiero que la curiosidad sea lo que sustente mis clases. Por eso, el verso que he elegido es "las preguntas que vuelven". Fomentar que los niños se hagan preguntas es comenzar a mover una maquinaria imparable.

Un saludo,

María

 


Comentarios

  1. Mucha verdad, justo me empecé a ver esta peli para hacer igual que tu y hablar de ella en el blog pero lo estaba pasando tan mal viéndola que no la terminé....gracias a dios aunque aún quedad profesores que dan excesiva caña, cada vez más aprenden que ese no es el camino.
    Pedazo de entrada María!!

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